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Estampado

El estampado

El control de la fuerza de golpeo entre el troquel y la pieza

El estampado, también llamado «acuñación», es el oficio histórico de nuestros talleres que permite moldear en frío el bronce, el cobre, el latón, el aluminio, la plata y el oro. La misión del estampador consiste en producir formas en relieve o en hueco sobre el material con un troquel previamente grabado o mecanizado. El reto de esta práctica estriba en el control de la fuerza de golpeo entre el troquel y la pieza.
Es una combinación de habilidad técnica y potencia que nos permite obtener piezas de forma perfecta.
El estampado es un proceso riguroso de forjado en frío de materiales que requiere precisión y consistencia.
Se lleva a cabo en varias etapas: preparación de la pieza en bruto, golpeo, desbarbado y acabado.

Estampado y desbarbado

Precisión milimétrica

Antes de estampar, hay que adaptar el troquel, también conocido como herramienta de golpeo. Existen dos tipos de estampado: por una cara e inverso. Los troqueles aplican una forma a la pieza durante esta fase de golpeo y la operación se repite de 1 a 6 veces.
Gracias a la repetición de la máquina de forja el material se deforma para rellenar progresivamente las impresiones con el fin de obtener un signo distintivo.
El estampador también debe realizar los retoques finales: la pieza pasa por una herramienta de corte para darle su forma definitiva. También es posible que el artesano mecanice los bordes de la pieza.
Al final del proceso, la pieza se considera estampada, por lo que queda continuar las operaciones de embellecimiento según la petición del cliente.

El acabado

La experiencia es la clave de la perfección

Antes de trasladar la pieza al siguiente taller, se examina cuidadosamente con lupa para comprobar que está en perfectas condiciones.
El proceso sigue siendo el mismo desde hace cientos de años, pero lo que ha cambiado es el dominio de las técnicas mecánicas utilizadas.
Aunque este proceso puede compararse con otras técnicas de forja, el estampado en frío tiene la ventaja de mejorar las propiedades del material de la pieza final.
Por último, este exigente oficio requiere paciencia y experiencia, ya que solo la práctica regular permite al estampador perfeccionar su técnica.